COFRADEMANIA

martes, 28 de julio de 2009

Cambiando el ritmo de la ciudad

Intento llegar desde la plaza de las Angustias hasta la calle Larga. Son las diez de la noche, y algo me dice que está pasando algo extraordinario en la ciudad. Para empezar, el tráfico de la calle Corredera está cortado. No sé exactamente el motivo, aunque el lejano eco de unos tambores me ponen en la pista de que la procesión del Carmen está cerca. Y claro, eso lo cambia todo.
Lo primero que noto es la presencia de público en la calle. Jerezanos que salen, en una calurosa tarde de verano, a tomar un refresco o una cervecita. Así, el bar Entre Vinos y Arte, en la calle Corredera, presenta un lleno hasta la bandera. Incluso hay más cantidad de camareros que en un día normal para poder atender la demanda de pedidos que llegan hasta la cocina. Así que aunque sea muy aventurado expresarlo así, una cofradía en la calle genera puestos de trabajo puntuales, puesto que hay más gente en las calles.
Lo que no podía esperar, y eso que son muchos años disfrutando de esta procesión, es la marea humana que arrastra la Reina del Carmelo. Cuando llego, el paso está terminando la calle Lancería, y no hay una mesa libre en un bar cercano. El Gallo Azul, la Canilla, la hamburguesería de la esquina de la Plaza del Arenal... Todos llenos, y gente esperando. Curiosamente, incluso el tíovivo de la céntrica plaza jerezana está en funcionamiento, con niños montados en los tigrecitos y caballos. No es todo oración y fe alrededor de un paso, y eso es innegable.
Las hermandades y cofradías son muy conscientes de que ponen un patrimonio en la calle muy importante, y es bueno lucirlo en toda su intensidad. Por eso, los cofrades y no tan cofrades se han lanzado a la calle, ávidos de una actividad diferente en una ciudad que en verano se marchita por el fuerte calor reinante y la cercanía de las localidades costeras. Un paso en la calle se convierte por tanto en una buena excusa para quedar con los amigos, para cenar en la calle, o para sacar a los niños a que les dé el aire tras una jornada de Play Station.
Incluso hay actividades que están haciendo el negocio del verano, ya que al no ser festivo el día del Carmen en la ciudad, como sí pasa en la Merced al ser la Patrona, las tiendas aguantan abiertas hasta que pasa la procesión, sobre todo las del principio de la calle Larga. No es discutible el impacto económico que la Semana Santa tiene en la ciudad, aunque muchos dudan de las ventajas que a la ciudad reporta este tipo de procesiones de gloria. La calle Consistorio fue en la noche del Carmen una prueba palpable de que a la ciudad le vienen bien estas actividades de culto, puesto que todos los restaurantes estaban también haciendo el agosto en mitad de julio.
Aunque claro, no todas son buenas noticias. Si usted quiere llegar hasta la plaza de la Asunción y viene desde la plaza del Arenal, el consejo es que rodee la procesión, o que se pare tranquilo a verla, porque intentar pasar a la velocidad del rayo por una calle atestada es una mala elección. Una procesión corta el tráfico de todo un centro, y dificulta los transportes y los desplazamientos del mismo. Sin embargo, en la procesión del Carmen parece que todo está estudiado, ya que la mayor parte de su recorrido transcurre por calles peatonales, por lo que las molestias a los vecinos son mínimas. Así, desde que sale de la Basílica del Carmen transita por calles que están reservadas para residentes o vehículos autorizados, y así discurre hasta llegar a la calle Eguilaz, donde comienza el tramo del recorrido donde mayor gente se concentra.
Curiosamente, es el tramo donde están todos los comercios y las calles más anchas, ya que desde la Alameda del Banco hasta la plaza Plateros la procesión pasa por Larga, Lancería, Consistorio y Plaza de la Yerba, zonas céntricas, peatonales y comerciales.
Lejos quedan ya en el recuerdo las obras de la plaza el Arenal, que modificaron los recorridos de numerosas cofradías. Ahora, tan sólo algunos andamios por el camino nos recuerdan que la ciudad está entera levantada, por lo que el discurrir de las procesiones es ejemplar incluso en esto. Así que nadie debería discutir la conveniencia de este tipo de procesiones, ni en el tiempo ni en las formas. Nadie, porque son sin duda una motivación más para las familias jerezanas de hacer algo distinto un día cualquiera, y un motor puntual de la vida comercial jerezana.
Entre otras muchas razones, claro está, que podríamos hablar el miércoles tras la procesión de Santa Marta. Precisamente, Patrona de la Hostelería.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 26 de julio de 2009. Foto: Esteban)

Mateo López: «Mi cofradía tiene muy clara su razón de ser: el Pelirón»

La hermandad del Consuelo ha decidido, por unanimidad de su Cabildo de hermanos, marcharse de la iglesia de las Viñas para emprender una nueva aventura en el barrio que la vio nacer, el Pelirón. Y todo ello nos lo desgrana el que, desde su fundación, es su hermano más representativo y actual máximo dirigente de la cofradía del Miércoles Santo. Mateo López es sin duda uno de esos hermanos mayores sin reparos para expresar sus sentimientos y las decisiones de sus hermanos a la sociedad jerezana.
–¿Cómo han sido estos cuatro años al frente de la hermandad del Consuelo?
–Creo que la palabra con la que se resumirían es intensos. Han sido cuatro años de asentamiento de muchas bases, en lo humano, en lo patrimonial, en lo cultual, en lo formativo y en lo meramente cofradiero.
–¿Qué proyectos son los más inmediatos para el que entre ahora de hermano mayor?
–Está clarísimo: el traslado a la nueva sede en El Pelirón, un proyecto con el que se lleva soñando muchos años y que ahora se va a hacer por fin realidad. Esto llena de ilusión a la hermandad y la une aún más si cabe.
–¿La salida procesional del Señor del Amparo es una aspiración, un sueño o un proyecto definido?
- Es un proyecto y un sueño al que aspiramos y que está perfectamente definido.
–¿Se piensa volver a presentar a las elecciones, o crees que deben entrar nuevos aires en la hermandad del Consuelo?
–En el caso de que me presente, la junta será reforzada con personas que darán esos aires nuevos de los que tú hablas pero la línea de la cofradía esté quién esté presidiendo la corporación lógicamente será la misma.
–¿Cómo valora la unanimidad de su Cabildo a la hora de marcharse de la iglesia de las Viñas?
–Pues no puedo valorarla de otra forma más que como que existe una cofradía cohesionada, madura y con las ideas muy claras sobre su razón de ser, que no es otra que la del servicio a una zona concreta como es el barrio de El Pelirón.
–¿Las relaciones con la Iglesia han influido a la hora de buscar nuevo cobijo?
-–No. Como ya te he dicho, aparte de ser una aspiración histórica de la cofradía, la entonces asociación parroquial cuando se fundó, tenía como objetivo la presencia física de la institución y de sus imágenes en el barrio. Lo único que estamos haciendo es cumplir con el compromiso adquirido en marzo de 1996.
–¿Qué busca la hermandad del Consuelo volviendo al Pelirón?
–Pues como ya te he comentado, cumplir con su compromiso fundacional de involucración con el lugar donde todo esto nació.
–¿Qué puede ofrecer la corporación del Consuelo a su nuevo barrio?
–En estas cosas pensamos que no se debe ser pretencioso. La hermandad debe proyectar a los vecinos, en la medida de sus posibilidades, los valores cristianos-católicos, fomentar entre ellos el aspecto devocional y apostólico y el acercamiento a la gente de los sacramentos.
–¿Y qué puede ofrecer el Pelirón a la hermandad que preside?
–Seguro que mucho más de lo que la hermandad le pueda ofrecer. Todas y cada una de las actividades que la hermandad siempre ha realizado para el barrio, éste lo ha devuelto con creces.
–¿Qué quedó de aquel proyecto de casa de hermandad con capilla propia que había planteado?
–Pasó que los signos políticos de nuestra ciudad cambiaron y por ende todo cambió respecto a las cofradías en general y por supuesto, con respecto a la nuestra en particular también. El tiempo dará o quitará razones.
–¿Es la estética tan importante en la cofradía del Consuelo como parece desde fuera? ¿Son tan importantes los detalles?
–Las cofradías en la calle fundamentalmente son estética. Una estética que busca el objetivo de elevar a quien las contempla, por lo tanto los detalles, no sólo en nuestra hermandad, tienen que ser a la fuerza importantes. Por otro lado, por qué negar que nosotros disfrutamos como enanos cuidando los detalles y la estética, pero no sólo en el aspecto externo, también en los cultos internos es importante ese cuidado.
–¿Está satisfecha la hermandad del Consuelo con el reparto del dinero por parte del Consejo?
–Esta es una cuestión más compleja de lo que pueda parecer desde fuera. Hay que estar en el Consejo y en el Pleno para darte cuenta de que la solución al problema no es tan fácil como pueda parecer a bote pronto. Como todas las cosas en la vida, desde la barrera, se ven desde un prisma y desde la arena del compromiso se ven desde otro. El Consuelo siempre ha defendido que exista un fondo solidario y porcentual para las hermandades de gloria, pero hay que escuchar y respetar las opiniones argumentadas de los demás.
–¿Cree usted que repartir más dinero a las hermandades con mayores necesidades, como es la del Consuelo ahora mismo acondicionando una casa de hermandad, puede ser una buena opción?
- No. Si la forma de reparto no fuera igualitaria como lo es ahora, el baremar las necesidades de unos y otros sería un auténtico galimatías y llevaría a todo el mundo legítimamente a exponer sus casos y necesidades particulares.
–¿Cree necesarias partidas desde el Consejo para estas situaciones?
–Las creo necesarias como de hecho se ha aprobado en el Pleno para hermandades que en algún momento sufran cualquier tipo de siniestro contrastado.
–¿Cuál es el techo real de la hermandad del Consuelo?
–Eso sólo Dios lo dirá y depende fundamentalmente de su ayuda y del nivel de compromiso de los hermanos.
–Con la perspectiva que dan los años, la elección del Miércoles Santo fue un acierto, o un error...
–Eso hay que verlo no sólo desde la perspectiva de los años sino también desde la perspectiva histórica, observando las circunstancias que se dieron en la adjudicación de los días de salida a las nuevas hermandades. Por otro lado, habría que comprobarlo saliendo todos y cada uno de los días de nuestra Semana Mayor, cosa que evidentemente es imposible. Lo que sí te puedo decir es que la hermandad está plenamente satisfecha haciendo su estación de penitencia en el día grande de nuestra Semana Santa.
(Entrevista publicada en LA VOZ, el 26 de julio de 2009. Foto: Juan Carlos Corchado)

El patio del Nazareno

Quién no llega a un momento del verano en el que se aburre, en el que piensa que sería bueno volver a la normalidad diaria, a la que te llena las horas con los problemas y los amigos de siempre. Es evidente que todos necesitamos desconectar de nuestros hábitos rutinarios, aunque no se puede negar que llega un momento en el que el tedio y el hastío convierten nuestro período vacacional en un suplicio más que en una bendición. Los cofrades además tenemos la particularidad de que no sabemos vivir sin aquello de lo que tanto hablamos durante el año. Así, en cualquier esquina de un bar, en cualquier orilla de una playa, en cualquier chiringuito no es difícil encontrar a una pareja de amigos, generalmente acalorados, discutiendo sobre las pequeñeces más estúpidas que ustedes puedan imaginar.
Es tiempo de análisis, de compartir sensaciones. El verano es el momento de volver la vista atrás sin el ritmo acelerado que nos impone la Cuaresma que no nos deja saborear, paladear los momentos vividos. Y este análisis se puede hacer de muchas maneras, aunque si me lo permiten, yo les propongo para todos los martes del verano un lugar privilegiado, en pleno centro de la ciudad y en un ambiente relajado: el patio de San Juan de Letrán.
No recuerdo los años que llevo asistiendo a los veranos nazarenos. Recuerdo la cara de Pantani, como siempre hemos conocido al menor de los Vidal Dorado, redonda y simpática como siempre, recién llegados de nuestros siempre recordados campamentos de verano, luciendo con orgullo su pertenencia a la cofradía más jerezana de todas las que procesionan en nuestra Semana Mayor. Éramos unos niños, y ya de eso han pasado unos cuantos años. Por ese patio he visto desfilar a grandes personalidades del mundo de la Semana Santa, bordadores, historiadores, capataces, costaleros y participantes en el famoso Saber y Ganar cofrade, y tantos y tantos otros que nos proponían una manera diferente de comprender las realidades de nuestra Semana Mayor.
Por eso me enorgullezco de José Antonio Domínguez Mateos, un historiador como la copa de un pino, y encima amigo mío, que el pasado martes dio una conferencia en esa improvisada cátedra del casco histórico jerezano. Llegó para hablarnos de crisis, de crisis de fe, de crisis económica, de crisis personal, de crisis, al fin y al cabo, de valores. Llegó con su humildad de siempre, y se fue con la sonrisa de siempre.
Por eso espero impaciente la llegada el próximo martes del obispo de la ciudad, en la que será su primera conferencia como prelado de la diócesis. Buena oportunidad para compartir la cercanía de una autoridad que estoy seguro se va a ganar el corazón de un Jerez que siempre responde con afecto a quien afecto reparte. Viene a hablarnos de ciencia y fe, y lo hará con ese lenguaje directo y sencillo al que ya nos vamos acostumbrando, con ese hilo de voz que sólo resuena potente cuando debe hacerlo, pero que más bien parece sugerir, susurrar ideas para que vayan calando en el corazón de los fieles.
Y tengo ganas de que llegue para que Raúl Castaño me cuente cómo es capaz de mandar, incluso en verano, más de tres correos semanales con las actividades de la hermandad; para que me cuenten cómo va la restauración del túnico del Nazareno en el taller de Jesús Rosado, para tomarme una cervecita mientras intento sonsacarle alguna información al Delegado Diocesano, siempre en su casa cuando está por la Alameda Cristina. Tengo ganas de que llegue el martes porque me apetece hablar de cofradías al abrigo de unos naranjos benditos, que saben de inciensos y azahares más que muchos de los que presumimos todo el año.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 26 de julio de 2009. Foto: Cristóbal)

lunes, 20 de julio de 2009

Solidaridad de cristal


A veces le dan ganas a uno de aparecer en un Pleno de Hermanos Mayores para ver si es verdad lo que luego cuentan que pasa en ellos. No es por falta de invitaciones, puedo asegurarlo, porque cada vez que uno es ácido, crítico o mordaz con algún sector de las cofradías, éste se revuelve inquieto en el sillón y te escupe en la cara que te presentes tú y lo hagas mejor, lo que demuestra un nulo respeto por la misión de cada uno en esto de las cofradías. Unos están, voluntariamente por cierto, para mandar o gestionar, y otros estamos, voluntariamente también, para opinar y contar. Es así de simple el juego. Tú tienes tus cartas. Yo tengo las mías.
Lo digo porque he oído que muchos hermanos mayores no están de acuerdo con el reparto que se ha hecho del dinero en el pasado Pleno de Hermanos Mayores. Yo les resumo que cada hermandad se va a embolsar 7.000 euritos por hacer su estación de penitencia. Mil euros más que el año pasado, aunque fraccionados en dos pagos. Uno que las cofradías ya han recibido de 6.300 euros, y otro que recibirán en octubre por valor de 700. ¿Por qué esta división? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero como siempre, tampoco importa demasiado. El caso es que se han cogido mil euros más que el año anterior, y con eso, todos contentos para casa.
Bueno, todos no. Porque hay hermandades que fueron al pasado Pleno para ver cómo les daban el dinero a otras. Así de puñetero es esto, hermano. Tú eres parte de una asociación, tienes los mismos deberes que el resto, te obligan las mismas normas, pero no tienes los mismos derechos. Así de sencillo. No haber elegido ser de gloria, sino de penitencia. Nadie tiene la culpa de esto.
Y así, miramos todos para otro lado, mientras a Antonio Ruiz se le atraganta una hermandad que posiblemente necesite más el dinero que ninguna otra. Y así, a Manuel Salado le sale una sonrisa de oreja a oreja al ver que a una cofradía que no tiene siquiera un techo donde quedarse, se le da lo mismo que a otra que tiene todas las necesidades cubiertas. Así es la vida, te repito.
Pues me niego a ser cómplice de este atropello, aún a riesgo de que alguno vuelva a invitarme a asistir al Pleno o a presidir mi cofradía para poder opinar sobre esto. Me niego a pensar que nadie haya valorado presentarse en su Junta de Gobierno, o en su Cabildo de Hermanos, y proponer formalmente que se done parte de ese dinero sobrante (recuerdo, mil euritos) al resto de cofradías que no verán un duro. Creo todavía, aunque reconozco que cada vez menos, en los valores de un Pleno de Hermanos Mayores que debe estar unido ante la injusticia.
Y si no es así, yo cogería la puerta, o al menos la intentaría coger. Así de claro. No puede haber una norma que me obligue a estar en un colectivo en el que no gozo de los mismos beneficios que el resto de asociados. Tiene que haber un resquicio para encontrar algo de cordura en este tema. Ya propuse crear dos presupuestos alternativos, uno de penitencia y otro de gloria. Otra opción puede ser repartir los beneficios de otra manera más solidaria.
No sé, formas de pago hay muchas. Lo que creo que pasa en realidad es que no hay ganas, repito, ganas de arreglar este problema. Porque son los mismos hermanos mayores que han defendido que el resto de hermandades afectadas deben ver algo de dinero los que ahora han cogido el cheque sin acordarse de nadie más.
Solidaridad frágil como el cristal, así la veo yo. Una solidaridad, un brazo por lo alto, que se acaba en cuanto me meten un cheque en el bolsillo. Debe ser que pesa mucho... Menos mal que no reparten el dinero en monedas de cinco céntimos. Porque les aseguro que alguna hermandad está tan necesitada que lo cogería sin dudar. Solidad de cristal. Muy frágil...
(Artículo publicado en LA VOZ, el 19 de junio de 2009. Foto: LA VOZ)

¿Aquí cuando se recoge?


Las cosas dependen del lugar desde el que se miran. Posiblemente, si usted vive en el centro de la ciudad, llega a última hora de la tarde cansado a casa y se encuentra de bruces con la procesión del Carmen, lo último que haga sea bajarse para contemplar la portentosa estampa de la Reina del Carmelo. Ahora bien, si usted tiene un negocio de hostelería en el centro de la ciudad, y sabe que por su calle o por alguna cercana pasa la procesión más importante de todo el verano, seguramente le vea otro color a la historia. De la misma manera, no es lo mismo el que viene a la ciudad expresamente a ver la procesión, que los hay y muchos, que el que sale desde su casa a tomarse una tapa con una cerveza mientras de camino sigue las evoluciones de los Caballeros de la Orden del Carmen. Sin embargo, hay una cosa innegable. Una procesión cambia por completo la estructura de una ciudad; bares a reventar, obras paralizadas para que nadie caiga en los socavones, negocios abiertos hasta la hora en la que pase la procesión, cortes de tráfico y modificaciones en el sentido de las calles... En fin, una batería de medidas que intentan, en la medida de lo posible, paliar los posibles inconvenientes que toda procesión tiene. En cualquier caso, nuestro consejo es la paciencia y, si se cruza con una procesión, bájese del coche o salga del establecimiento y disfrute de una de las señas de identidad de esta región andaluza. Y compruebe cómo puede cambiar una ciudad.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 19 de julio de 2009. Foto: Esteban)

El esplendor de la Reina del Carmelo

Ayer fue un día grande para la ciudad, y lo fue de nuevo gracias a la aportación de las cofradías que conforman la misma. Jerez se volcó, se echó literalmente a la calle para recibir a una de las devociones marianas más importantes y arraigadas de cuantas procesionan a lo largo del año por las calles de nuestra localidad, y lo hizo pese al fuerte calor reinante.
Todo en la procesión del Carmen incita a salir a la calle a disfrutar de una buena velada cofrade, y la procesión no defraudó en absoluto. Es la devoción al Carmen una fe tan arraigada, tan profunda, que desde hace muchos años la estética de la procesión está más que consolidada, a salvo de modas y estilismos que varíen la sustancia primitiva de esta magnífica procesión de gloria. Para empezar, los Caballeros de la Orden del Carmen apuestan por la calidad frente a la calidad, y lo hacen en todos los ámbitos.
Comenzando por el cortejo, donde el número de devotos va recuperándose tras unos años de peligroso estancamiento aunque no ha llegado a recordar aquellas filas interminables de escapularios marrones que precedían a la Reina del Carmelo. No muchos, por tanto, pero con una fe y una devoción desmedida.
Y si nos atenemos a los elementos estéticos de la procesión, uno de los aspectos más comentados una vez recogida la cofradía, la hermandad gana por goleada. Primero, por el valor material de lo que ponen en la calle, y segundo, por el exquisito gusto a la hora de colocarlo. Así, ver la corona del Carmen sobre las sienes de la imagen gloriosa es sin duda uno de los placeres estéticos más impactantes que pueda sentir un cofrade. Porque si bien la corona es portentosa, y eso nadie lo puede negar, José Carlos Gutiérrez continúa con su evidente progreso como vestidor, que lo sitúa en los primeros puestos de un imaginario escalafón de vestidores de la ciudad. Espectacular la Señora, perfectamente vestida por este joven cofrade que poco a poco va ganándose el respeto de las hermandades y cofradías de la ciudad.
Y si Ella iba espectacular, lo que la rodeaba no le iba a la zaga. El banderín del Carmen, una joya del bordado del siglo XX que mezcla el oro y las sedas bajo la técnica del milanés, anticipaba la llegada de un paso que venía espléndido, exornado con flores blancas clásicas. Andando de manera soberbia, la cuadrilla que dirigió ayer Rodrigo Daza puede que por última vez, ganaba metros en un recorrido que es la envidia sana del resto de hermandades, gracias al carácter festivo que la ciudad tiene en este día, y la apertura de todo tipo de comercios al paso de la Señora, especialmente los dedicados a la hostelería.
Un verdadero lujo, que se vio completado con la participación, un año más, de la banda del Maestro Tejera, una de esas agrupaciones que nos recuerdan la importancia de contar con un repertorio cuidado y selecto tras nuestras imágenes. Selecto, como lo es la Virgen del Carmen.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 17 de julio de 2009. Foto: Esteban)

La Virgen del Carmen sale hoy a las calles de la ciudad a las ocho y cuarto de la tarde

Seguro que en su familia hay alguna Carmen, ya sea familiar lejano o cercano. Seguro que entre sus amistades también cuenta con alguna más. Esto da una idea real de la devoción de la Virgen del Carmen en la ciudad de Jerez, pese a no ser una localidad costera. La Reina del Carmelo es en nuestra ciudad una de las devociones marianas más importantes, y también una de las más esperadas. Porque si grande es Ella, espectacular es todo lo que la rodea, en otra clara demostración del amor que sus devotos le han tenido y le tienen a la Virgen gloriosa de la Carpintería Baja.
Hoy se celebra la festividad del Carmen, y con ella llega la procesión de la Reina del Carmelo. En su paso de plata perfectamente exornado de flores blancas, la bendita talla procesionará acompañada de los sones eternos de la Banda de Música del Maestro Tejera a partir de las ocho y cuarto de la tarde. Es sin duda una procesión muy esperada por todos los cofrades de la ciudad, puesto que todo lo que pone en la calle la cofradía de los Caballeros del Carmen es de un valor material incalculable. Así, la portentosa corona, regalo del pueblo de Jerez en el año de su coronación canónica, 1925, es una de las más importantes no ya sólo de la región, sino a nivel mundial. En oro de ley con piedras preciosas engarzadas, tanto por su tamaño como por su ejecución puede considerarse la mejor pieza de orfebrería que procesiona en nuestra ciudad, por lo que no es conveniente perdérsela.
Pero no es lo único bueno que tiene la hermandad, excluyendo de todo esto a la propia imagen, de gran belleza y probada devoción. El propio paso de salida es uno de los más coquetos de la ciudad, y representa los valores propios de lo que un paso de gloria debe ofrecer. Con una altura impactante, y unas medidas muy ajustadas, calza 30 hombres, 30 almas a las que desde hace muchos años manda Rodrigo Daza, el actual capataz del paso de gloria. En esta ocasión estará acompañado en los mandos por Miguel ángel Jaén, flamante capataz de la Sentencia y del palio de la Paz y Concordia, y una de las grandes novedades de esta procesión. Sin duda que su mano experta se notará en una cuadrilla que ya de por sí estaba bastante consolidada.
Tampoco debería perderse el cortejo de la procesión, muy nutrido y numeroso y sin necesidad de recurrir a los acompañamientos del resto de hermandades y cofradías. Aunque en los últimos años ha descendido el número de escapularios que acompañan a la Reina del Carmelo, es sin duda una jornada la del Carmen de grandes devociones y de numerosas promesas, que tienen su fiel reflejo en el numeroso acompañamiento de la procesión. Perdido entre las insignias que podrá disfrutar se encuentra el banderín del Carmen, una joya del bordado en oro y sedas bajo la técnica del milanés.
Si aún así no terminan de convencerse de que hay que salir a la calle para ver esta procesión, la hermandad volverá a contar para la ocasión con la sevillana Banda de Música del Maestro Tejera, todo un seguro detrás de los pasos de la provincia sevillana y un referente en el repertorio clásico de marchas procesionales. De hecho, con excepciones, el repertorio del Carmen es selecto, clásico y alegre, gracias al estudio pormenorizado del recorrido y de las propias circunstancias que rodean a la cofradía.
Muchos son los atractivos de una procesión que saldrá de la Basílica del Carmen a las ocho y cuarto de la tarde, y que tomará por Carmen, Sedería, Plaza Plateros, Plaza Santo Ángel, Tornería, Eguilaz, Plaza del Banco, Larga, Lancería, Señor de la Puerta Real, Consistorio, Plaza de la Yerba, Conde Cañete del Pinar, Plaza Plateros, Sedería y Carmen para recogerse en la plaza del Carmen cuando el reloj haya sobrepasado las once de la noche.
Un broche de oro a un día en el que la Basílica prácticamente no cerrará, ya que hoy, a partir de las doce y media de la mañana, tendrá lugar la solemne Eucaristía cantada por la Coral del Carmen y concelebrada por el predicador de la novena, el carmelita Salvador Villota.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 16 de julio de 2009. Foto: Esteban)

La festividad del Carmen, la Patrona in pectore de la ciudad

In pectore se dice de aquellos cardenales que son creados de manera secreta por el Papa por motivos políticos, de seguridad o cualquier otro en el Colegio Cardenalicio, pero que una vez que son descubiertos por Su Santidad gozan de los mismos deberes y privilegios que los demás, reciben su birrete y cuentan con la antigüedad de su nombramiento.
In pectore, que se lleva en el pecho. Que se lleva en el alma, de manera sigilosa. No es por tanto descabellado afirmar que la Virgen del Carmen es la Patrona in pectore de una ciudad, Jerez, que la tiene desde el año 1925 coronada canónicamente gracias al oro de sus propios devotos, que contribuyeron de manera decisiva a que hoy la Señora luzca la presea más espectacular de cuantas procesionan por esta región.
Claro está que la ciudad tiene su Patrona, la Virgen de la Merced. Claro es que también tiene su devoción muy arraigada. No se puede competir, no se puede rivalizar cuando se habla de la devoción a la Madre de Dios. Pero es evidente que la devoción a la Virgen del Carmen sobrepasa muchas de nuestras fronteras, y es claro que Nuestra Señora del Carmen es una de las devociones más importantes de nuestra ciudad.
Los cultos en la Basílica están demostrando que sí, que la devoción a esta imagen de gloria están más vigentes que nunca. Todos los días la iglesia está registrando un lleno absoluto para la novena que está predicando el carmelita Salvador Villota Herrero. Todos los días, a partir de las siete y media de la tarde, comienza el ejercicio de la novena a la Reina del Carmelo con el rezo del Santo Rosario, para comenzar la Eucaristía a las ocho de la tarde. Será en la noche del próximo miércoles cuando se rece la tradicional Salve de medianoche, y la Función Principal a la Señora será el jueves 16, día de su onomástica, a las doce y media de la mañana, actuando en la misma la Coral del Carmen.
La procesión con la bendita imagen saldrá de la Basílica a las ocho y cuarto de la tarde del mismo día 16, con el ya tradicional exorno floral en flores blancas y con el acompañamiento musical de la banda sevillana del Maestro Tejera. El recorrido, uno de los pocos que salvo inconvenientes suele ser constante, será el que les lleve por Plaza del Carmen, Carmen, Sedería, Plaza Plateros, Plaza Santo Ángel, Tornería, Eguilaz, Plaza del Banco, Larga, Lancería, Señor de la Puerta Real, Consistorio, Plaza de la Yerba, Conde Cañete del Pinar, Plaza Plateros, Sedería, Carmen y Plaza del Carmen.
Una oportunidad única de disfrutar de una procesión, y de las buenas, en pleno julio. Una oportunidad de estar con el Carmen.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 12 de julio de 2009. Foto: Esteban)

El pregón de Antonio Moure

Hace poco pensaba en Antonio Moure. Será el verano, o la cercanía de mi artículo sobre Pedro Pérez. Pensaba en él, en nuestras largas tertulias sobre pregones de la Semana Santa, en tantos recuerdos que tuvimos en una época donde era frecuente que nos viéramos por la plaza Rafael Rivero. Eran otras épocas, siempre digo lo mismo. Igual soy yo quien se hace viejo, y siempre mira con nostalgia el pasado. Igual es que entiendo el verano siempre pensando en cofradías gracias a que de chico esperaba con ansia que llegara el campamento cofrade. Igual es que ahora hay menos actualidad en las cofradías, y no me apetece hablarles del dinero que cada hermandad cogerá, de los dimes y diretes que rodean a ese pleno, o de otras circunstancias menos amables de nuestras corporaciones.
Será el verano, les decía. Un verano que siempre recordaré por el pregón que Antonio Moure dio al Cristo de la Viga, contándonos en verso la historia de este portentoso crucificado y de la copatrona de la ciudad. Eran tiempos en los que nos sabíamos de memoria los versos que uno y otro les dedicaban a nuestras imágenes titulares. Veranos de alfas y omegas, de caras del color de la aceituna, de talles nacarados, de pieles que huelen a miel templada, de duquelas y de gubias y formones...
Tenía 25 años cuando dio su pregón de la Semana Santa. Un cuarto de siglo. Un niño, que nos contó su particular visión de la Semana Santa. En todas las entrevistas que le hicieron, que no fueron pocas, habló siempre de dar un pregón con alma de niño, de ofrecer lo mejor de nuestra Semana Mayor a un público que le esperaba, no sin cierta reticencia, en las naves de San Miguel.
Era además el elegido de Rafael Bellido, un hombre al que el tiempo ha puesto en su sitio, pero que por aquel entonces no gozaba precisamente de las simpatías de mundo cofrade en general. Era el elegido, y eso siempre provoca recelos, envidias insanas. Era un niño. Y encima, elegido a dedo. No podía salir bien, se decían todos. Todos los que no lo habían escuchado, claro.
Porque el pregón de Antonio resonó atronador desde la presentación de Andrés Cañadas. Carmen, su madre, que fue como comenzó aquella presentación, todavía golpea a veces mi memoria, recordándome que en la pregonería jerezana hay momentos estelares que deberían ser guardados en el ático del alma. Momentos fugaces, como aquel será tan pobre mi fe, en la que Antonio se disculpaba por tener que recurrir a su Señor Caído antes que al sagrario para pedir por la salud y la felicidad de la gente que le rodeaba.
También memorable aquel paseo por el convento donde una monja hacía dulces. Qué bien me sabe tu nombre, tu Dulce Nombre, María. Todo ello, con una voz ronca pero aterciopelada, con desmayo incluido, con versos y prosa escritos de su puño y letra la misma mañana del pregón en una casa, creo recordar, de la calle Porvera. Un pregón de los de siempre, con sólo veinticinco años.
Mucho le ha cambiado la vida al bueno de Antonio. Ahora es un rostro mucho más familiar para todos. Su profesión le ha alejado de algunos ambientes, pero mantiene viva como pocos la llama de la ilusión, la fe desgarrada en los Dolores que un Señor Caído puede sufrir. Y ha pasado más de una década. Se equivocaba Antonio, porque su pregón no tenía que revestirlo con alma de niño, puesto que él lo era. Juntos crecimos en nuestra fe y nos aferramos a ese Cristo de gubia y formón para entender los misterios de nuestra vida.
Igual es, ahora que se buscan pregoneros ante la escasez latente, el momento de que Antonio Moure nos cuente de nuevo en Villamarta cómo ve las cofradías ahora. Igual ahora sí es momento de que revista su pregón... con alma de niño.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 12 de julio de 2009.)

domingo, 5 de julio de 2009

El Peter Pan de las cofradías


No ha habido uno como él. Y estoy absolutamente convencido que no lo habrá. Pedro Pérez es uno de esos cofrades que engrandecen el mundo de las cofradías con el simple hecho de nombrarlos. Desde hace años relegado a un voluntario segundo plano, su simple recuerdo nos lleva a los mejores momentos de la juventud cofrade, a un despliegue de medios al alcance de los más jóvenes para que amaran nuestra Semana Santa, con sus luces y sus sombras.
En el recuerdo quedan los campamentos de verano, con sus múltiples talleres y sus variadas actividades. Periodismo, flores, música, oración, historia... Todos estos temas fueron desgranados en su época como consejero por los mejores especialistas que había en la época. Para complementarlos, aparecían maniquíes para poder vestir, parihuelas de ensayo en la serranía gaditana, costales y molías, cassettes de música, noches del terror y gymkhanas.
Eso, y el mejor grupo de monitores que ustedes pudieran imaginar, donde ya por aquel entonces destacaban unos jovencísimos Antonio Moure, José Antonio Casas, Tomás Sampalo, Andrés Cañadas, Mateo López y un largo etcétera que consiguieron que aún hoy miremos atrás con nostalgia para resolver ciertos problemas del presente.
Eran épocas donde pensábamos que todo se podía solucionar con la colaboración y la amistad, con el compañerismo. Tiempos seguro mejores que estos, donde los jóvenes creíamos de verdad que íbamos a mejorar las hermandades y cofradías de la ciudad. Éramos unos ilusos, que a base de juegos y actividades, fuimos formándonos en el noble oficio de la Semana Santa. Casi nada...
Llegaron luego otros momentos, y el que fuera delegado de juventud de las hermandades jerezanas conoció los sinsabores propios de las propias cofradías, esas a las que había dedicado una década de su vida. Llegó el momento de ser hermano mayor, y un buen número de esos jóvenes fuimos a corear una vez más su nombre a la puerta de su iglesia de San Lucas, donde ganó unas elecciones que le llevaron a su sitio natural, el de máximo representante de su cofradía pese a su insultante juventud. Fueron años duros, que comenzaron con una interesante entrevista donde Perico, que es como le conocemos los que le queremos, dijo que a él le habían llevado a las hermandades las flores y los pasos, cuando lo políticamente correcto era decir que a uno la atraía la oración y el culto.
Le llovieron los problemas, y seguro que descubrió quiénes eran sus amistades reales, y cuáles las interesadas. Seguro que esos años al frente de su corporación le sirvieron más que a nadie para darse cuenta de cómo son de ingratas las cofradías. Y sin embargo, ni una mala palabra, ni una expresión más alta que otra...
No en Perico, claro. Porque en el fondo, él sabe que si alguna vez él renegara de nuestra Semana Santa, con él se nos irían miles de sueños, infinidad de momentos vividos a los que todavía nos aferramos. Por eso, porque él sabe que nos representa (este sí que sabe lo que es eso, representar a un colectivo), jamás se le escuchó una queja, una crítica, una reprobación a nadie. Igual es que aún hoy sigue creyendo en este mundo y se niega a crecer, como si fuera nuestro Peter Pan indestructible frente a tanto Capitán Garfio suelto por ahí.
Por eso me alegro que te cases, Perico. Por eso me alegro que sea rodeado de tu gente una vez más. Por eso me alegro de haber jugado, como tú querías, un partido de fútbol en julio a las doce del mediodía tres años después de haber jugado el último. Me alegro porque he estado ahí, tantos años después, manteniendo tu amistad. Esa que me recuerda que sí, que las cofradías pueden ser mucho mejores de lo que son, pero que depende de nosotros.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 05 de julio de 2009.)

El barrio de las Viñas se volcó con la Concepción

María, siempre María. La única capaz de arremolinar a su alrededor, sin controversias, sin disputas, sin discusiones, el calor de los fieles. Porque en los tiempos que corren, donde la Iglesia es constantemente discutida, donde la jerarquía eclesiástica está más observada y controlada que nunca, en estas fechas donde ser cristiano es más que nunca un reto, María sigue alzándose como espejo donde mirarse, como faro que ilumina, como modelo a imitar. Y quizá sea por eso, la hermandad de las Viñas no ha dudado ni medio segundo en sacarla, en pasearla, en mostrarla.
María Santísima de la Concepción Coronada fue ayer el centro de la fiesta. Lleva desde hace más de un mes recorriendo las plazas del barrio de las Viñas, mostrándose en numerosos azulejos (y los que quedan por colocar). Pero ayer, la dolorosa salió a la calle para presidir la solemne Eucaristía con la que la cofradía del Viernes Santo quiso inaugurar los actos de su cincuentenario fundacional. Salió a las ocho de la tarde, media hora antes de la misa que predicó el director espiritual y párroco de la de las Viñas, Juan Jacinto del Castillo.
Desde que salió, Ella se convirtió en el centro de todas las miradas. Quizá por el intenso esfuerzo que la cofradía que preside Juan de Dios Domouso lleva realizando en los últimos cuatro años, los mismos que lleva de legislatura. Lo cierto es que la saya que ha restaurado y enriquecido el bordador portuense David Calleja lucía soberbia en el conjunto del paso de palio, que iba maravillosamente exornado con un conjunto de flores blancas donde las rosas y los lirios destacaban por su elegancia. En el pecho de la dolorosa, y entre otro regalos, una donación del grupo joven de la cofradía, el anagrama de María en oro, y una alfombra para engalanar las calles a su paso.
No hizo falta mucho más, porque el barrio se volcó. El maravilloso altar donde se realizó la Eucaristía, en pleno corazón de las Viñas, era el perfecto escenario que abandonó la Señora para recorrer, sin prisas, las calles de su barrio, esas que cuando se coronó olvidó incomprensiblemente. Y los feligreses le devolvieron con creces a la hermandad y a la dolorosa el cariño demostrado durante estos meses de intenso trabajo.
Así que podríamos hablar de que la Banda de la Virgen del Castillo, de Lebrija, sonó bien, de que la cuadrilla de la Señora se paseó con oficio por las calles del barrio de las Viñas, de que la dolorosa está mejor vestida que nunca... Podríamos incidir en mil y un detalles de una procesión que tuvo muchas lecturas.
Pero sin duda, lo más importante, y lo que marcará un punto y aparte en las relaciones del barrio con su hermandad, es que por fin Jerez pudo comprender qué significa una hermandad de barrio. Con elegancia, con sentido y con las ideas claras. Las mismas ideas que ayer quedaron más que demostradas que son las que quiere el barrio de las Viñas. Su barrio.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 05 de julio de 2009. Foto: Cristóbal)

Una fiesta en las Viñas


Cincuenta años desde que se fundó una cofradía no se cumplen todos los días. Cincuenta años de vida de una dolorosa tampoco. Y que se cumplan cinco años desde que el ordinario del lugar la coronara, pues menos. Eso debería estar pensando la Junta de Gobierno de la hermandad de las Viñas cuando diseñó el ambicioso programa de actos que está llevando a cabo en la actualidad, y que ha tenido el primer punto de encuentro con la procesión extraordinaria que ayer tuvo lugar por el barrio de las Viñas con la imagen de María Santísima de la Concepción Coronada.
Aunque el programa de actos acaba de comenzar, sin duda, y gracias al carácter mariano de esta hermandad del Viernes Santo, el de ayer fue uno de los momentos más importantes de cuantos están programados en el calendario de actividades de este cincuentenario fundacional.
Una procesión que supuso el encuentro de una dolorosa con su barrio, con su gente, tras una coronación canónica donde apenas si pudo saludar a sus feligreses debido a la tardía hora en la que apareció por el barrio de las Viñas con la corona de oro ceñida sobre sus sienes.
Y el barrio, ansioso, le devolvió el cariño que la hermandad les ha procurado en estos años de intenso trabajo. Ahora es el momento de recoger los frutos, y de conseguir que estos cincuenta años no sean sino el comienzo de otros cincuenta más de devoción.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 05 de julio de 2009. Foto: Cristóbal)

Las Viñas inaugura su cincuentenario con la salida de la Concepción Coronada

Será a las nueve y media de la noche cuando María Santísima de la Concepción Coronada salga a la calle en procesión extraordinaria. Es esa la hora que la hermandad tiene prevista para que finalice la solemne eucaristía que presidirá el asistente eclesiástico para el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, director espiritual de la cofradía y párroco de la de las Viñas, Juan Jacinto del Castillo. Esa es la hora grande de una cofradía que se ha esforzado más que nunca en los últimos meses para que el año del cincuentenario de las Viñas sea recordado en Jerez como el más cofrade de cuantos se han hecho hasta el momento.
Durante tres días ha estado la dolorosa presidiendo el presbiterio de la parroquia de las Viñas, en un maravilloso altar que la mayordomía de la cofradía ha diseñado para el evento. Han sido tres días en los que el triduo dedicado a la Santísima Virgen ha llenado la nave de la iglesia jerezana, con una presencia de hermanos que ha rondado las dos centenas, un auténtico éxito de convocatoria por parte de la cofradía.
Junto con Juan Jacinto del Castillo está previsto que concelebren la Eucaristía los tres sacerdotes que han tenido a su cargo este triduo extraordinario, fray Ricardo de Córdoba, Martín Alexis y el mercedario Ismael Maroto, que fue el encargado de imponer las medallas de oro a los hermanos que han cumplido los cincuenta años de pertenencia a la cofradía. Es decir, a los hermanos fundacionales, ya que la hermandad de las Viñas está de aniversario y por partida doble, ya que cumplen las cinco décadas tanto la hermandad como la dolorosa que tallara Manuel Prieto Fernández.
A las ocho de la tarde está previsto que la corporación abandone su sede canónica para dirigirse hasta la plaza de las Viñas, donde tendrá lugar la solemne eucaristía. Era deseo de la hermandad salir a la calle con sus imágenes, no encerrar la devoción a sus sagrados titulares en las cuatro paredes de una iglesia, y por eso han realizado otras misas de campaña en diversos puntos del barrio de las Viñas. Hoy será sin duda el día grande de la hermandad, en el que la dolorosa del Viernes Santo se pasee exuberante en su paso de palio, mandado por Isaac Nuñez.
La hermandad no ha querido escatimar en gastos, y la dolorosa lucirá la saya que ha enriquecido y restaurado para la ocasión el prolífico bordador portuense David Calleja, así como su corona de oro de Jesús Domínguez y los regalos que le ofrecieron a la dolorosa diferentes estamentos de la ciudad, entre los que destacan el anagrama mariano rematado con una corona de oro que a modo de broche le ha regalado su propio grupo joven a María Santísima de la Concepción Coronada.
El acompañamiento musical estará a cargo de la Banda de Música de Lebrija, Virgen del Castillo, y el palio estará exornado con un juego de flores en tonalidades blancas entre las que destacan las rosas y los lirios. Todo un derroche el que ha realizado la hermandad de las Viñas, que se podrá contemplar por las calles de su barrio hasta cerca de las dos de la mañana, que es la hora que la hermandad ha previsto para la recogía de esta procesión extraordinaria.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 04 de julio de 2009.)