COFRADEMANIA

domingo, 24 de mayo de 2009

Rompa filas, mi general


Nueve años después, llegó el momento. El que ha sido pastor diocesano durante la última década se despide hoy oficialmente de la que ha sido su casa para acometer su nuevo puesto de general como arzobispo castrense. Atrás quedan los últimos meses de administrador apostólico, donde gracias a su vitalidad y apretada agenda ha conseguido que no se note la transición que está sufriendo la administración diocesana, que en apenas diez días recibirá a José Mazuelos como nuevo prelado. Se marcha Del Río con la sensación del deber cumplido, y principalmente con el cariño de su gente, que ha visto como se ha entregado hasta el extremo por conseguir modernizar y actualizar una diócesis que distaba mucho de lo que necesitaba una ciudad como Jerez. Bertemati será sin duda el gran espejo donde mirar la actuación del prelado de nuestra ciudad, aunque otras instituciones como el Instituto Superior de Ciencias Religiosas o la vuelta del seminario hablan bien a las claras de la preocupación que el flamante arzobispo castrense ha tenido por abrigar la diócesis al amparo de la cultura. Deja por delante una ardua tarea, como la apertura de manera continuada de la Catedral como monumento museístico o la regeneración del clero diocesano, que en muchos casos ronda lo octogenario. Poco importa, porque hoy se marcha Juan del Río, y será de ley que la Catedral se quede pequeña para despedirlo.
Debe quedarse pequeña. Juan del Río celebra hoy en la Santa Iglesia Catedral una Eucaristía donde se despedirá de manera oficial de todos sus feligreses, pese a que hace meses que está viviendo en Madrid y soportando la carga de dirigir dos diócesis tan diferentes como la jerezana y la castrense. Será hoy, a partir de las ocho de la tarde, cuando el actual arzobispo castrense presida su última Eucaristía en la Catedral, ese templo que desde que llegó ha recibido importantes mejoras como el apostolado que actualmente descansa en sus pilares o el magnífico crucificado de José de Arce que preside el altar mayor.
Juan del Río aprovechará para agradecer a todos los que han querido colaborar de manera activa con él en la diócesis, y de manera especial a todo ese voluntariado que hace posible que cada día las distintas delegaciones episcopales funcionen con una precisión antes desconocida.
Con toda seguridad, Juan del Río recordará en esos momentos su llegada a la ciudad, y su primer acto en la Basílica de la Merced. Y será el momento también de pedir fidelidad y compromiso con el nuevo prelado que tomará posesión de su cargo en breve, José Mazuelos.
Una Eucaristía por tanto a la que no deberían faltar ninguno de los organismos de la diócesis, esos a los que Monseñor del Río ha conseguido actualizar gracias a sus conocimientos y su tesón, así como a su capacidad de gestión y diálogo. Precisamente, su talante y sus capacidades, así como su moderación, han sido sus principales armas para hacerse querer por el pueblo jerezano, que ha terminado rindiéndose ante el carisma del que ha sido hasta ahora su pastor.
Afronta Juan del Río una etapa fundamental en su trayectoria, ya que en la actualidad es el arzobispo castrense de España. Con rango de general y un sueldo que para sí quisieran otros obispos de la curia española, su carisma debe notarse ahora en una diócesis personal, con acceso a los más distinguidos círculos sociales y con decisiones de vital importancia para la Iglesia española. Y mucho más desde que ha sido nombrado miembro del comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal española, un sitio al que hasta ahora sólo tienen acceso los cardenales y el secretario de la misma, Monseñor Martínez Camino. Un claro ejemplo de que Del Río es el futuro de la iglesia española.
(Artículo publicado en LA VOZ el 24 de mayo de 2009. Foto: LA VOZ)

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