Casilla de salida

En este punto se encuentran las cofradías en la actualidad, justo en el punto de partida. Esperando que alguien dé el pistoletazo que les haga salir disparados hacia una meta que no es otra que la Santa Iglesia Catedral, cada una en su día de salida. Así está por ejemplo la hermandad de la Paz de Fátima, que asiste con resignación a la determinación episcopal que les relega su primera salida procesional hasta el 2012 en principio, o los de la Sagrada Mortaja, que deben acogerse a la normativa impuesta por Juan del Río que dicta de manera meridiana que una cofradía, antes de hacer su primera estación de penitencia al primer templo de la ciudad, deberá hacerlo por su barrio al menos cinco años.
En la casilla de salida está también la hermandad de la Piedad, que asiste con incredulidad al mandato episcopal que les insta a seguir saliendo, al menos un año más, el Viernes Santo, por mucha solicitud que hagan en el Obispado de celebrar cabildo extraordinario para decidir si pasarse al Sábado Santo. Y con estupor escuchan del delegado diocesano de hermandades que no deben pedir permiso para realizar el cabildo, sino simplemente comunicarlo con su correspondiente orden del día.
Y el resto de hermandades, más tranquilas, esperan en el mismo punto. En la casilla de salida. Porque a primeros de año, todas están en el mismo lugar. Es el tiempo y el trabajo la que luego coloca a cada una en su sitio, la que destaca a unas por encima de otras. Es la ilusión el arma fundamental que consigue que el dado marque siempre seis para avanzar.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 10 de enero de 2009.)