COFRADEMANIA

domingo, 13 de marzo de 2011

"El mayordomo no puede hacer lo que quiera o crea. Es un puesto más"

-¿Cuál es o debería ser el papel del mayordomo ?

-Es un gestor de recursos. Tanto materiales, como humanos. Y variará en función de las necesidades de la cofradía, de si está consolidada en el tiempo y la historia o está empezando a caminar. En el caso del mayordomo del Santo Crucifijo, creo que es misión indispensable ser el pegamento de la corporación, el que consiga que todo discurra sin mayores problemas en el día a día de la hermandad. Debe cuidar el patrimonio, es obvio, pero debe también animar a sus hermanos a trabajar cada día más por engrandecer el nombre y la devoción del Santo Crucifijo de la Salud y María de la Encarnación.

-¿Se ha superado aquello de que es la 'fregona' de la cofradía?

- Si fregona lo entendemos como término despectivo, por supuesto que sí. Al menos, en mi hermandad de San Miguel el mayordomo es un cargo muy exigente, pero también valorado. Pero es que además, creo que un mayordomo que quiera mandar en lugar de servir se estará equivocando, entre otras cosas, porque no estará siendo fiel a la propia etimología de su cargo. El mayordomo está para servir, claro que sí. Pero no entiendo qué hay de denigrante en servir a Dios y a su bendita Madre. Es más… El Santo Crucifijo es el que mejor paga. De largo además…

-¿La mayordomía es un poder fáctico?

-La mayordomía es quien soporta el día a día de la hermandad, y ahí está su grandeza y su peligro a la vez. Son los que más horas están en la hermandad, llegan los primeros, se van los últimos, asumen en muchos casos trabajos específicos que no son los suyos… Pero eso no da derechos añadidos, no significa que un mayordomo pueda hacer lo que crea o quiera. Un mayordomo es sólo un puesto más dentro de la cofradía, y tiene una responsabilidad jerárquica. Se debe por tanto a su hermano mayor, a su junta de gobierno y a su cabildo de hermanos. Y la comunión del mayordomo con su hermano mayor debe ser fluida, basada en la confianza mutua. Así es en mi caso, desde luego.

-¿Qué es lo más agradecido del cargo?

-Todo lo que tenga que ver con el Santo Crucifijo y con María Santísima de la Encarnación. Los montajes, las oraciones calladas al terminar un traslado, verlo el pasado miércoles en su cruz de plata tanto tiempo después… Me limito a crear escenarios, a buscar ambientes adecuados para que la devoción a mi Cristo aumente… Sensaciones, sentimientos… La cercanía que tiene un mayordomo con sus imágenes no la tendrá nadie jamás. Vives y sientes momentos que sabes que sólo sentirás mientras estés en el cargo. Soy un privilegiado. Jamás le agradeceré lo suficiente a quien corresponda la confianza que depositan en mí.

-¿Y lo más difícil?

-La auto exigencia. Tener la sensación de que siempre pudiste dar un poco más, que pudiste entregar algo más a tu hermandad. Saber que por mucho que hagas, siempre pudiste hacer algo más que beneficiara a tu cofradía. Ser el nexo de unión, el punto de encuentro de tantos hermanos tantas horas al día a veces te produce cierta desazón, porque te exige una presencia física en la hermandad casi diaria. Es sacrificado por supuesto… Pero lo sabía al aceptarlo.

-¿Ser mayordomo tiene un alto ingrediente vocacional?

-Ingrediente vocacional tiene un secretario, o un tesorero, que hacen una labor oscura y callada y casi nunca lo suficientemente agradecida. Y están ahí, sin que nadie les reconozca el mérito jamás. Y lo tienen, doy fe de que lo tienen. No soy más que nadie, ni menos que nadie. Soy uno más de la hermandad, enamorado del Santo Crucifijo de la Salud. Nadie lo quiere más que yo… Pero dudo también que alguien lo quiera menos. Quién es capaz de mirar a mi Cristo y se queda impasible…

-¿Tiene ganas de seguir o el cargo 'quema' demasiado?

-Eso habrá que preguntárselo a mis hermanos. A los próximos que entren en la junta, que tendrán todo mi apoyo cuenten conmigo o no. Iba a la hermandad a diario antes de entrar en la junta de gobierno. Y pretendo hacer lo mismo cuando salga de ella… Creo que dos legislaturas, que son las que llevo en el cargo, son más que suficientes para poner en práctica mis ideas, aunque reconozco que muchas de ellas se han quedado guardadas por ahí… Será el Santo Crucifijo quien decida. Yo estaría toda la vida sirviéndole sin problemas… como haría un fiel mayordomo.

(Entrevista realizada por Francisco Abuín, para Diario de Jerez, el 13 de marzo de 2011. Foto: Fernando Morales)

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