COFRADEMANIA

lunes, 22 de junio de 2009

El Corpus brilla en San Miguel

Quien dijera que el Corpus de la ciudad no tiene solución, es porque no conoce el Corpus de Minerva. Desde la Parroquia de San Miguel salió ayer por la mañana una de las procesiones con más sabor de cuantas salen a la calle a lo largo del año, y lo hizo gracias a la implicación de todos los estamentos parroquiales, liderados por la hermandad sacramental del Santo Crucifijo de la Salud.
La jornada de vísperas fue larga e intensa, comenzando el trabajo a las diez de la mañana y terminando prácticamente de madrugada, pero valió la pena. Y la valió, porque el barrio lució a primera hora de la mañana perfectamente engalanado por los vecinos y fieles de la parroquia de San Miguel, que quisieron ubicar en los portales pequeños altares que dignificaran el paso del Santísimo Sacramento del Altar.
Pese a los recursos que tiene la hermandad de la Madrugá, para montar una procesión de estos niveles necesitó la ayuda, siempre agradecida, del Oratorio Festivo, que como cada año prestó los candelabros del paso de salida de María Auxiliadora y las colgaduras que engalanaron la calle San Miguel, sin duda uno de los puntos de interés de la procesión ya que la casa de hermandad está al final de la misa, y es donde se ubican la gran mayoría de las alfombras que la hermandad dispone a lo ancho y largo del recorrido.
Sin duda, las vísperas por el barrio de San Miguel de la octava de Corpus son vividas con intensidad en la casa de hermandad. Desde primera hora de la mañana, los vecinos de la calle Berrocalas se pasaban por las dependencias de la cofradía sacramental solicitando la viruta para poder adornar el pavimento de las calles por donde transcurriría el Santísimo. También muchos vecinos pedían ayuda a la cofradía para poder montar altares en los soportales, y la hermandad colabora con todos prestando sus propios enseres para un mayor engrandecimiento de una procesión que desde hace muchos años marca la tendencia de lo que un Corpus debe ser, y no precisamente a niveles parroquiales.
Fue a primera hora de la tarde cuando los vecinos, los grupos parroquiales y la propia hermandad decidieron empezar a poner alfombras de la tradicional viruta teñida. Desde el principio de la calle San Miguel hasta la propia puerta principal de la Parroquia, una alfombra de colores se desplegaba al paso del Santísimo. De hecho, otras hermandades como el Rosario de los Montañeses, que es la archicofradía que desde hace más de una década deja el paso de su imagen titular para la salida procesional del Santísimo Sacramento, o la hermandad de la Yedra, quisieron vivir en primera persona las vísperas de la procesión de Corpus de San Miguel.
Ambas hermandades colocaron una alfombra de flores, y la hermandad del Santo Crucifijo les reservó las dos primeras, justo en la puerta de San Miguel, síntoma inequívoco del agradecimiento por la colaboración. La hermandad del Rosario de los Montañeses, de hecho, acompaña desde hace más de una década esta procesión sacramental, ya que ceden desinteresadamente el paso de la Señora del Rosario, en un detalle más de solidaridad entre las cofradías que no hacen sino engrandecer a quien ayuda.
A primera hora de la mañana comenzó el solemne Pontifical en la parroquia, presidida por el párroco de la misma y director espiritual de la hermandad, Monseñor Romero Castellanos. Con la solemnidad acostumbrada, ayudado por la magnífica coral de San Pedro Nolasco, la Pontifical contó con la presencia de toda la feligresía que abarrotó las naves principal y laterales de la iglesia de San Miguel. Una hora y cuarto después, cuando el reloj marcaba las diez y cuarto de la mañana, la imponente cruz de guía de la hermandad de la Madrugá se hacía presente en el dintel de la parroquia, y con ella daba comienzo una procesión que debía llevarles por el corazón del barrio de San Miguel.
Precisamente las obras, que terminaron justo a tiempo para poder coger un recorrido más o menos habitual, imposibilitaron que la cofradía fuera hasta la Plazuela, una alternativa que refuerza los vínculo de unión entre la hermandad de la Yedra y la del Santo Crucifijo. La reapertura al tráfico del principio de Santa Clara permitió que la cofradía cogiera por la calle Berrocalas, donde los vecinos del barrio se vuelcan en la organización de la procesión, por lo que la cofradía de San Miguel tuvo que desistir de la idea primitiva de llegar hasta la Esperanza de la Yedra.
La Virgen de los Reyes, mandada por el capataz de la Encarnación, Antonio García Falla, avanzó por la nave lateral de la parroquia a los sones de Macarena de Cebrián, justo antes de salir a la plaza León XIII cuando la agrupación de Sanlúcar la Mayor interpretó los sones de Corpus Christi. Poco después vendría Coronación de Marvizón, en un guiño a la posible coronación canónica de la Esperanza de la Yedra, justo en la mitad de la calle Berrocalas, la que impidió que el Santísimo fuera a visitar a la espectacular dolorosa de la Plazuela.
Por detrás, la Custodia avanzaba con la solemnidad acostumbrada, a las órdenes del veterano capataz Francisco Yesa, quien con sus dos cuadrillas volvía a demostrar la manera y el estilo que debe llevar el Santísimo a la calle, impregnados de la solemnidad y el respeto que la ocasión merece.
Sin embargo, las obras que actualmente se están acometiendo en el barrio de San Miguel volvieron a afectar, al igual que ya ocurrió en la Madrugá, al tradicional itinerario de la Minerva, que tuvo que cambiar el sentido en el que se incorporan hasta la calle Vicario. Si hasta años anteriores la cofradía bajaba por santa Clara, para subir por Berrocalas y buscar Vicario, este año la cofradía enfiló la calle Santa Clara nada más salir, y bajó Berrocalas buscando la plaza del Carbón, para subir completa Vicario. Allí, los tradicionales problemas de los pasos con el cableado, que fueron solucionados con solvencia gracias a la pericia de los capataces, y el discurrir impecable de una hermandad que ha vuelto a demostrar que no es necesario estar tres horas en la calle, ni andar al ritmo que quieran imponer las cuadrillas, para montar una gran procesión de primer nivel.
De hecho, la misa parroquial de doce de la mañana tuvo simplemente que retrasarse unos minutos, y eso que la hermandad recogió todos los enseres que la cofradía utiliza para la procesión, por lo que la profesionalidad de la diputación mayor de gobierno quedó más que despejada en una procesión que encantó a los que tuvieron a bien acercarse hasta este histórico barrio jerezano.
Una invitación al buen gusto, eso es la Minerva, que este año lucía novedades incluso en el exhorno floral de los pasos, ya que la Custodia del Santísimo sorprendió de claveles blancos salpicados con espigas de trigo, una imagen radicalmente distinta del clavel rojo al que la cofradía de la Madrugá nos tenía acostumbrado. Una invitación al buen gusto que no debería perderse nadie que sienta que Dios vivo se paseó ayer por la mañana por las calles de San Miguel. Dios vivo, en el Santísimo Sacramento del Altar, quiso pasar casa por casa, puerta por puerta. Y San Miguel, una vez más, se volcó y se afanó en recibirlo. Quien diga que el Corpus no tiene solución, que se pase por la Minerva...
(Artículo publicado en LA VOZ, el 22 de junio de 2009. Foto: Cristóbal)

No hay comentarios:

Publicar un comentario