COFRADEMANIA

martes, 28 de julio de 2009

Cambiando el ritmo de la ciudad

Intento llegar desde la plaza de las Angustias hasta la calle Larga. Son las diez de la noche, y algo me dice que está pasando algo extraordinario en la ciudad. Para empezar, el tráfico de la calle Corredera está cortado. No sé exactamente el motivo, aunque el lejano eco de unos tambores me ponen en la pista de que la procesión del Carmen está cerca. Y claro, eso lo cambia todo.
Lo primero que noto es la presencia de público en la calle. Jerezanos que salen, en una calurosa tarde de verano, a tomar un refresco o una cervecita. Así, el bar Entre Vinos y Arte, en la calle Corredera, presenta un lleno hasta la bandera. Incluso hay más cantidad de camareros que en un día normal para poder atender la demanda de pedidos que llegan hasta la cocina. Así que aunque sea muy aventurado expresarlo así, una cofradía en la calle genera puestos de trabajo puntuales, puesto que hay más gente en las calles.
Lo que no podía esperar, y eso que son muchos años disfrutando de esta procesión, es la marea humana que arrastra la Reina del Carmelo. Cuando llego, el paso está terminando la calle Lancería, y no hay una mesa libre en un bar cercano. El Gallo Azul, la Canilla, la hamburguesería de la esquina de la Plaza del Arenal... Todos llenos, y gente esperando. Curiosamente, incluso el tíovivo de la céntrica plaza jerezana está en funcionamiento, con niños montados en los tigrecitos y caballos. No es todo oración y fe alrededor de un paso, y eso es innegable.
Las hermandades y cofradías son muy conscientes de que ponen un patrimonio en la calle muy importante, y es bueno lucirlo en toda su intensidad. Por eso, los cofrades y no tan cofrades se han lanzado a la calle, ávidos de una actividad diferente en una ciudad que en verano se marchita por el fuerte calor reinante y la cercanía de las localidades costeras. Un paso en la calle se convierte por tanto en una buena excusa para quedar con los amigos, para cenar en la calle, o para sacar a los niños a que les dé el aire tras una jornada de Play Station.
Incluso hay actividades que están haciendo el negocio del verano, ya que al no ser festivo el día del Carmen en la ciudad, como sí pasa en la Merced al ser la Patrona, las tiendas aguantan abiertas hasta que pasa la procesión, sobre todo las del principio de la calle Larga. No es discutible el impacto económico que la Semana Santa tiene en la ciudad, aunque muchos dudan de las ventajas que a la ciudad reporta este tipo de procesiones de gloria. La calle Consistorio fue en la noche del Carmen una prueba palpable de que a la ciudad le vienen bien estas actividades de culto, puesto que todos los restaurantes estaban también haciendo el agosto en mitad de julio.
Aunque claro, no todas son buenas noticias. Si usted quiere llegar hasta la plaza de la Asunción y viene desde la plaza del Arenal, el consejo es que rodee la procesión, o que se pare tranquilo a verla, porque intentar pasar a la velocidad del rayo por una calle atestada es una mala elección. Una procesión corta el tráfico de todo un centro, y dificulta los transportes y los desplazamientos del mismo. Sin embargo, en la procesión del Carmen parece que todo está estudiado, ya que la mayor parte de su recorrido transcurre por calles peatonales, por lo que las molestias a los vecinos son mínimas. Así, desde que sale de la Basílica del Carmen transita por calles que están reservadas para residentes o vehículos autorizados, y así discurre hasta llegar a la calle Eguilaz, donde comienza el tramo del recorrido donde mayor gente se concentra.
Curiosamente, es el tramo donde están todos los comercios y las calles más anchas, ya que desde la Alameda del Banco hasta la plaza Plateros la procesión pasa por Larga, Lancería, Consistorio y Plaza de la Yerba, zonas céntricas, peatonales y comerciales.
Lejos quedan ya en el recuerdo las obras de la plaza el Arenal, que modificaron los recorridos de numerosas cofradías. Ahora, tan sólo algunos andamios por el camino nos recuerdan que la ciudad está entera levantada, por lo que el discurrir de las procesiones es ejemplar incluso en esto. Así que nadie debería discutir la conveniencia de este tipo de procesiones, ni en el tiempo ni en las formas. Nadie, porque son sin duda una motivación más para las familias jerezanas de hacer algo distinto un día cualquiera, y un motor puntual de la vida comercial jerezana.
Entre otras muchas razones, claro está, que podríamos hablar el miércoles tras la procesión de Santa Marta. Precisamente, Patrona de la Hostelería.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 26 de julio de 2009. Foto: Esteban)

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