COFRADEMANIA

domingo, 18 de octubre de 2009

Yo también defiendo la vida

No es un tema cofrade, porque no nos ha interesado hacerlo. Somos capillitas, preferentemente preocupados por marchas, flores y convivencias, pero que tenemos la maldita costumbre de dejar pasar los trenes buenos, los que nos llevan seguro más lejos y de manera más rápida. No es un tema cofrade, te decía, pero me interesa. Te interesa. Sé que sí, por mucho que te empeñes en negarlo de manera sistemática.
En Madrid ayer hubo una concentración pacífica contra el aborto, o mejor dicho, en defensa de la vida. Hasta allí se fueron parte del Consejo y un hermano mayor en representación de las hermandades de Jerez, algo que considero innecesario a todas luces aunque políticamente correcto. Innecesario, porque ha quedado demostrado una vez más el escaso compromiso de las hermandades con toda la realidad social que las rodea.
En una sociedad en crisis evidente, nos hemos limitado a enviar condolencias a los afectados con emotivas y no dudo que sinceras notas de prensa, pero no hemos movido un mísero dedo para ayudar de manera real y solidaria a los afectados. No puedo creerme lo escasamente enraizadas que están nuestras corporaciones en el tejido social de Jerez.
Cierran Vicasa, y miles de notas de prensa. Multitud de adhesiones. ¿Adhesiones a qué? ¿Al sufrimiento? ¿Al dolor? ¿Esas son todas nuestras posibilidades? ¿No hay un cofrade en la plantilla de Vicasa, no los había en la de Delphi? ¿No podemos las hermandades ayudar en nada más a nuestros hermanos, a nuestros ciudadanos, que remitiendo una carta o enviándolos a Cáritas cuando la solución es ya imposible?
Un gobierno quiere implantar un asesinato de un ser vivo, así, dicho con todas sus letras, y nuestra única respuesta es una ridícula representación, y lo digo por el número, conste, en Madrid en una concentración a la que asistieron un millón de personas... ¿Y aquí, en nuestros hospitales? ¿Dónde está el apoyo psicológico a las mujeres que han decidido abortar, ese compromiso cristiano al que nuestro prelado se ha referido en tantas ocasiones? ¿Qué hacen hermandades que tienen en sus títulos y advocaciones algún elemento que las vincule con el nacimiento de Cristo? ¿Dónde quedan las sacramentales, por Dios?
Nos hemos limitado a poner "Sí a la Vida" en las cartas que mandamos a los hermanos, cuando nuestro trabajo de campo está en el propio tejido social de Jerez. No puedo comprender que hayamos convertido nuestras casas de hermandad en fantásticos museos, que hayamos inhabilitado a nuestros diputados de caridad y formación, arrinconándolos en la solidaridad mezquina de las partidas presupuestarias destinadas a los más desfavorecidos.
Es el momento de decir que estamos aquí. Es el momento claro de defender lo que parece que a todos les importa bien poco, las vidas humanas. Es la propia sociedad la que nos está poniendo a prueba, y tengo la certeza de que por ahora, nuestras corporaciones están suspendiendo, y con muy mala nota, este examen. Ha llegado la hora de acudir a Bertemati reclamando protagonismo a la hora de defender los valores cristianos de una ciudad que se ha olvidado de sus propias raíces históricas. Tenemos la obligación moral de ponernos a disposición de nuestro obispo para lo que nos solicite, cueste lo que cueste.
Yo también defiendo la vida, desde aquí, desde las teclas de mi ordenador, desde mi compromiso cristiano en mi parroquia, desde el silencio de mi túnica de nazareno, detrás de la corbata negra que manda en los costaleros. Defiendo la vida como el don más preciado que nos dieron. Defiendo el derecho a nacer de todo ser humano sin excepción, sin reglas que te marquen que un día sí vales, y al día siguiente eres un delito. Defiendo las minusvalías físicas como la mejor oportunidad de demostrar amor. Y defiendo todo esto, porque soy cristiano y cofrade. Que ya es hora de que lo digamos a boca llena.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 18 de octubre de 2009. Foto: LA VOZ)

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