
Y fue mucho más que eso, porque Oscar Torres, que fue el elegido por los padres mercedarios y que si sigue a este ritmo no tardaremos en ver en las tablas del Villamarta, ofreció un fervorín brillante y vibrante, que aportó como novedad el pregón social, cada vez más consolidado en los atriles.
Porque no se limitó el pregonero en contarnos lo guapa que está la Virgen, aunque también lo hizo. No se contentó Torres Barba con explicarnos que la Merced y Jerez van unidos de la mano desde hace siglos, aunque también lo hizo. No se limitó a decirle guapa a la Señora, aunque vaya si lo hizo. Su fervorín, cargado de intensidad, fue un grito al cielo contra las injusticias que se cometen en nuestra ciudad, y un alegato contra los últimos ataques que está sufriendo la iglesia católica.
Así, y al igual que hiciera el padre Felipe en su carta a la Patrona en la misa de la Descensión, el aborto, la retirada de crucifijos y otros temas de alto interés en la sociedad actual fueron tocados de forma maestra por el orador, que se ganó el respeto y el aplauso del numeroso público que allí se congregó.
Un acierto el de los responsables de la elección, y una consagración evidente la de Oscar Torres, que sin pretenderlo, convirtió el balcón de la calle Merced en un improvisado Villamarta.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 25 de septiembre de 2009. Foto: Miguel Angel Castaño)
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