COFRADEMANIA

domingo, 14 de diciembre de 2008

Nunca un silencio dijo tanto

Es curioso, muy curioso. Estamos rodeados de grandes comunicadores, de encantadores de serpientes que nos venden las gestiones de sus cofradías como si fuera la campaña política de Obama en América. Actualmente buscamos para nuestros dirigentes perfiles preparados, con grandes dosis de diplomacia y cultura, políticamente correctos y que sepan a la perfección qué hacer ante situaciones adversas, amén de saber de cofradías, bandas, flores y gusto estético. Y me paro en esto último, porque si lo analizamos, los cofrades tenemos una estética heredada que, con honrosas excepciones como puede ser el palio de la Concepción de Sevilla, no nos permite salirnos de lo convencional. Así que por gusto estético entendemos en esta región de Andalucía copiar y fusilar lo ya hecho durante siglos. Así nos va...
Esto es lo que buscamos para que nos represente, al nivel que sea. Y no está mal la elección, dicho sea de paso. Pero el homenaje que se le rindió el pasado martes al bueno de Manuel Mesa Román, más conocido como Manolito el del Huerto, y probablemente la cercanía de las Navidades, que ablanda todos los corazones, me hizo reflexionar sobre el valor del silencio.
Porque nadie habrá escuchado nunca nada de la boca de Manolito. Absolutamente nada. Y sin embargo, lo dice todo. Absolutamente todo. Si le preguntas por cualquier hermandad, se lleva una mano a la boca, y te lanza besos, exaltando de la manera más emocionante las virtudes que toda cofradía tiene, para luego, imitarte el Cristo al que le tienes una devoción particular (a mí, por ejemplo, siempre que me ve me pone los brazos en cruz, imitando la postura de Uno que cuelga en San Miguel y en el cabecero de mi cama). Y se los sabe todos, conste. Manolito se sabe todas y cada una de las hermandades de las que somos los cofrades de Jerez.
Sin embargo, la figura de Manolito el del Huerto ha trascendido de las cofradías. Su estampa se ha agigantado, mostrando a la sociedad jerezana los verdaderos valores que los cofrades deberíamos tener: amor, solidaridad, verdad, compromiso, alegría, y otras tantas que sería interminable enumerar.
Por eso me gustó la presencia de la primera autoridad de la ciudad, Pilar Sánchez, en el homenaje a Manolito el pasado martes en Curtidores. Y más me gustó ver que el resto de fuerzas políticas de la ciudad quisieron unirse a este homenaje, dando una imagen de unidad ante la grandeza de la simplicidad de este querido cofrade. Y me gustó ver que muchos hermanos mayores mayores quisieron acompañar al Consejo en el mejor acto que nunca se ha hecho en la sede de la Unión de Hermandades. Y que los compañeros de todos, repito, todos los medios de comunicación quisieran cubrir el evento, y que la familia de Manolito nos permitiera hacerle este sentido homenaje.
También me gustó el Belén de Juan Mateos, impresionante, y que se tuviera la delicadeza de presentarlo después del reconocimiento público al cofrade del Huerto, y me emocionó la carta de Juan Infantes destacando los valores y virtudes de Manolito, compartí con la Junta de Gobierno de la hermandad que preside José Manuel Medina Lechuga la papeleta de sitio número uno perpetua que se le entregó, así como su nombramiento como hermano de honor de la cofradía del Huerto y las palabras de Juan Jacinto del Castillo, calificando a Manolito como el verdadero Rey Mago de las hermandades de Jerez. Un gesto que hasta Sus Majestades Melchor y Baltasar, presentes en el acto, aplaudieron.
Me gustó todo esto el martes. Y me gustó la sonrisa de Manolito. Y el beso que fue dando a todos los que estuvimos. Y lleva razón la alcaldesa... Es un beso que quita todas las preocupaciones.
(Artículo publicado en La VOZ, el 14 de diciembre de 2008. Foto: Juan Carlos Corchado)

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