COFRADEMANIA

lunes, 20 de julio de 2009

Solidaridad de cristal


A veces le dan ganas a uno de aparecer en un Pleno de Hermanos Mayores para ver si es verdad lo que luego cuentan que pasa en ellos. No es por falta de invitaciones, puedo asegurarlo, porque cada vez que uno es ácido, crítico o mordaz con algún sector de las cofradías, éste se revuelve inquieto en el sillón y te escupe en la cara que te presentes tú y lo hagas mejor, lo que demuestra un nulo respeto por la misión de cada uno en esto de las cofradías. Unos están, voluntariamente por cierto, para mandar o gestionar, y otros estamos, voluntariamente también, para opinar y contar. Es así de simple el juego. Tú tienes tus cartas. Yo tengo las mías.
Lo digo porque he oído que muchos hermanos mayores no están de acuerdo con el reparto que se ha hecho del dinero en el pasado Pleno de Hermanos Mayores. Yo les resumo que cada hermandad se va a embolsar 7.000 euritos por hacer su estación de penitencia. Mil euros más que el año pasado, aunque fraccionados en dos pagos. Uno que las cofradías ya han recibido de 6.300 euros, y otro que recibirán en octubre por valor de 700. ¿Por qué esta división? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero como siempre, tampoco importa demasiado. El caso es que se han cogido mil euros más que el año anterior, y con eso, todos contentos para casa.
Bueno, todos no. Porque hay hermandades que fueron al pasado Pleno para ver cómo les daban el dinero a otras. Así de puñetero es esto, hermano. Tú eres parte de una asociación, tienes los mismos deberes que el resto, te obligan las mismas normas, pero no tienes los mismos derechos. Así de sencillo. No haber elegido ser de gloria, sino de penitencia. Nadie tiene la culpa de esto.
Y así, miramos todos para otro lado, mientras a Antonio Ruiz se le atraganta una hermandad que posiblemente necesite más el dinero que ninguna otra. Y así, a Manuel Salado le sale una sonrisa de oreja a oreja al ver que a una cofradía que no tiene siquiera un techo donde quedarse, se le da lo mismo que a otra que tiene todas las necesidades cubiertas. Así es la vida, te repito.
Pues me niego a ser cómplice de este atropello, aún a riesgo de que alguno vuelva a invitarme a asistir al Pleno o a presidir mi cofradía para poder opinar sobre esto. Me niego a pensar que nadie haya valorado presentarse en su Junta de Gobierno, o en su Cabildo de Hermanos, y proponer formalmente que se done parte de ese dinero sobrante (recuerdo, mil euritos) al resto de cofradías que no verán un duro. Creo todavía, aunque reconozco que cada vez menos, en los valores de un Pleno de Hermanos Mayores que debe estar unido ante la injusticia.
Y si no es así, yo cogería la puerta, o al menos la intentaría coger. Así de claro. No puede haber una norma que me obligue a estar en un colectivo en el que no gozo de los mismos beneficios que el resto de asociados. Tiene que haber un resquicio para encontrar algo de cordura en este tema. Ya propuse crear dos presupuestos alternativos, uno de penitencia y otro de gloria. Otra opción puede ser repartir los beneficios de otra manera más solidaria.
No sé, formas de pago hay muchas. Lo que creo que pasa en realidad es que no hay ganas, repito, ganas de arreglar este problema. Porque son los mismos hermanos mayores que han defendido que el resto de hermandades afectadas deben ver algo de dinero los que ahora han cogido el cheque sin acordarse de nadie más.
Solidaridad frágil como el cristal, así la veo yo. Una solidaridad, un brazo por lo alto, que se acaba en cuanto me meten un cheque en el bolsillo. Debe ser que pesa mucho... Menos mal que no reparten el dinero en monedas de cinco céntimos. Porque les aseguro que alguna hermandad está tan necesitada que lo cogería sin dudar. Solidad de cristal. Muy frágil...
(Artículo publicado en LA VOZ, el 19 de junio de 2009. Foto: LA VOZ)

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