COFRADEMANIA

domingo, 23 de agosto de 2009

La amargura del Flagelado


No me gustó la foto, se lo tengo que reconocer. No me gustó absolutamente nada. No decía mucho en favor de la hermandad de la Amargura, de la categoría que ésta tiene y que ha demostrado en más de una ocasión. La vi publicada hace poco en la web de Andrés Cañadas, y me resultó chocante. Entiendo que es verano, que muchas veces las cosas se tienen que hacer con celeridad, con urgencia, pero no me gustó.
Les cuento el momento. En la instantánea aparece el Señor Flagelado, escoltado por sus hermanos. Hasta ahí, normal. El Señor sale de la Parroquia de los Descalzos en una parihuela. En la foto aparece delante de la imagen Ana María Salas portando un centro de claveles rojos, y justo delante de ella un caballero llevando un incensario. Nada de dalmáticas, nada de chaquetas, nada de corbatas. Todo muy normal, todo muy de andar por casa. Todo muy familiar al fin y al cabo.
Me resultó chocante ver esa estampa en una hermandad como la Amargura, una de las más elegantes de la ciudad en el fondo y en las formas. Tampoco se ha comunicado por carta este traslado, y está consultado con varios hermanos de la cofradía, a los que llamé (incluido el hermano mayor, que no podría responderme en ese momento) para preguntar los motivos reales de esta procesión. No está avisado el traslado, así como no está avisada la intervención que el restaurador Enrique Ortega está ejecutando sobre la imagen de la calle Medina. Parece que son trabajos complementarios a los que se realizaron en el último año de legislatura de Carlos Orellana, que es cuando se restauró la imagen. Una intervención, por tanto, algo que, a mi humilde entender, debería al menos comunicarse a los hermanos. Y que, según la normativa, que está por encima de mi humilde entender como podrán imaginar, debe pasar obligatoriamente por el Cabildo de hermanos de la cofradía, para que aprueben cualquier intervención, por pequeña que sea, en la imagen titular.
Incluso si es un simple trabajo de mantenimiento se debería convocar a los hermanos con cierta antelación para darles la oportunidad de acompañar a su Cristo como merece, en traslado solemne, vestidos de manera elegante, con la luz de los cirios acompañando a la imagen, el incienso y todos los elementos que nos distinguen a los cofrades de otros grupos de la Iglesia.
Así lo veo yo, conste, aunque repito que entiendo las premuras del momento, las necesidades de la cofradía. Pero estarán todos conmigo que incluso el que pensó que era mejor hacer un traslado así, al ver la foto publicada en el portal de internet, se daría cuenta de su gravísimo error. No se puede, no se debe convocar a los hermanos a un traslado de una imagen titular por teléfono. No se puede hacer un traslado pensando que es verano, y que nadie te va a ver siquiera por la calle. No se puede aspirar a un aniversario de grandeza de la imagen cuando te la llevas de cualquier forma para tu casa de hermandad. Ni se puede, ni se debe.
Así que están a tiempo los integrantes de la Junta de Gobierno de la Amargura de explicar un poco todo esto, ya que nadie lo sabe explicar a ciencia cierta. Porque cabría la posibilidad de que esto se hubiera hecho sin consentimiento de la Vicaría General, o de un propio Cabildo de hermanos. Sin el consentimiento del Cabildo, a menos que cuando se restaurara se propusiera llevárselo para esta intervención posterior, se ha hecho. Y desde la Delegación Diocesana de Medios y la que preside Joaquín Perea no recuerdan con exactitud si esto está aprobado...
Así que arréglenlo, hombre. Que son ustedes la hermandad de la Amargura... Un respeto.
(Artículo publicado en LA VOZ, el 23 de agosto de 2009. Foto: LA VOZ)

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